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¿Realmente se necesita una crisis sanitaria para pensar en eficiencias empresariales?. Pareciera que la mayoría de los empresarios se lo preguntan últimamente al ver que sus colaboradores “de un momento a otro” se volvieron creativos, proactivos y resultadistas. Resultados tan a la par (y hasta más en algunos casos) a esos que los que trabajadores arrojaban antes de esta pandemia global.

Inicio este artículo con esta reflexión, porque bajo este enfoque, y poniéndome en los zapatos del empresario, puedo distinguir dos formas de ver esto: O mis colaboradores me han estado dando el justo y necesario de sus esfuerzos sin aplicar su ya comprobada capacidad de solución de problemas demostrado en el trabajo remoto; o mis colaboradores me abren una ventana de oportunidades listas para aprovecharlas (o lo que es mejor, listos para aprovechar a cada uno de ellos). Yo prefiero quedarme con el segundo escenario.

Es aquí donde se visualiza una oportunidad, y más precisamente en mi rubro, la construcción y la gerencia de proyectos. Esta oportunidad es el uso (o implementación previa en caso aún no la tuvieran) de una solución informática: ERP.

El concepto de ERP no es nuevo en nuestro entorno, y ya ha sido validado por centenas de empresas; pero en su gran mayoría en la industria manufacturera, donde los flujos procesales y arrojo de resultados son prácticamente consecuencia natural de esta herramienta tecnológica. La explicación de que esto suceda decanta fácilmente si leemos una definición de las muchas que hay, pero que a mi entender es la que mejor envuelve su concepto:

“Un ERP es una extensa solución comercial de software empaquetado compuesto de varios módulos configurables que integran, firmemente y en un solo sistema las actividades empresariales nucleares –  finanzas, recursos humanos,  manufactura, cadena del abastecimiento, gestión de clientes –  a través de la automatización de flujos de información y el uso de una base de datos compartida. Incorporando en este proceso de integración las mejores prácticas para facilitar la rápida toma de decisiones, las reducciones de costos y el mayor control directivo, y logrando con ello el uso eficiente y eficaz de los recursos empresariales”. (Ramírez, García y Arenas, El Exito de los Sistemas ERP, 2005, p.1).

¿Se dieron cuenta?. Prácticamente es una carretera construida para que transite la industria manufacturera.

Pero, ¿Qué hay de las empresas de servicios?; y más precisamente ¿Qué hay de la industria de la construcción?.

La particularidad de nuestra industria es que no ofrecemos productos estándares, sino todo lo contrario, cada edificio que se nos encomienda trae su propio concepto, su propio diseño, sus propias EETT, sus propias restricciones, etc. Ahí está justamente el reto. Adaptar esta herramienta en pro y beneficio de nuestra industria; porque es evidente que los ERPs traen consigo una ventaja en la gestión de información, dado que es en línea y en tiempo real, haciendo que las decisiones sean más ágiles y no requieran necesariamente presencia física en muchos de los hitos de la cadena laboral.

Y si son observadores, se darán cuenta que hasta inicio de Marzo de este año tener un ERP representaba una ventaja competitiva en la empresa que contaba con ello; pero ahora se vuelve casi una condición sine qua non, porque la “nueva normalidad” demanda que el trabajo presencial se reduzca a su mínima expresión.

En el Perú ya hay experiencias donde se aplican con mucho éxito esta herramienta TI; pero aún no se ha encontrado un solo caso que haya arrojado las mismas eficiencias que con las manufactureras.

Por ello, la premisa con la que se debe afrontar este nuevo reto es el de saber identificar en qué punto de tu cadena de valor puedes optimizar y automatizar procesos. Y en esos procesos donde el flujo es repetitivo y de data conocida (proceso de pagos a proveedores, control de cortes de resultados operativos, etc) podrían tranquilamente montarse sobre una plataforma ERP… Vean que la finalidad no es necesariamente reemplazar al recurso humano, sino más bien usar el conocimiento y capacidad de nuestro personal en actividades que afecten directamente las eficiencias y rentabilidad de la empresa (Por ejemplo: Ya no invertir horas hombres en validaciones de vales de salida de materiales; sino más bien calcular las mermas de obras y traducirlas en montos económicos que puedan ser colgadas contablemente, dando mejores índices en esta área).

Entonces, en lo que se tendría que pensar es en una necesidad a cubrir; y se debe apuntar a por lo menos lograr las ventajas intrínsecas de eta solución informática (ERP):

  • Reducción de costos de existencias por sobre-procura.
  • Eliminación del tiempo ocioso y sobre todo del tiempo en reprocesos.
  • Control de los estándares mínimos de la calidad del sistema constructivo.
  • Automatización de la mayoría de los trabajos operativos y de campo, así como los de corte backoffice.
  • Obtención de mayor visibilidad a lo largo del flujo de procesos; así como la  capacidad de emisión de reportes on line para la toma de la oportuna decisión.

Ojo que queda claro que las particularidades y cabidas creativas de cada proyecto constructivo tendrán un margen de acción por fuera de cualquier herramienta tecnológica; o expresándolo en términos de un conocido comercial televisivo de la empresa Mastercard: “Hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás existe el ERP”.

Soy un convencido que la coyuntura actual representará un descreme de constructoras con capacidad de reinvención y esta depuración será casi por selección natural; y lo bonito de esto es que no es una filosofía nueva, ni una tendencia global. Simplemente es usar la potencialidad de una herramienta informática que hace lo que ya los trabajadores hacen y conocen; para dejar espacio a que sean liberados en tiempos, y se dediquen a sumar en tareas de mejoras a plantear, de proactividad e innovación… A fin de cuentas, esta pandemia mundial nos ha servido como experimento enriquecedor que jamás en condiciones normales lo hubiéramos llevado a cabo: Ya nos quedó claro que el colaborador peruano ha sabido ser productivo a través del home office; y ha sido capaz de hacerse de un bagaje de habilidades para un mundo que hasta hace poco no sólo era desconocido, sino que se transfigura constantemente.

“Ayer no es sino la memoria de hoy, y mañana es el sueño de hoy.” (Khalil Gibran).

Joell Verástegui Roncal

Gerente Central

Gestión Uno SAC